Un día cualquiera.

Un día sales a la calle como cualquier otro día con las tonalidades de este mundo que se van redactando  a lo largo del mismo, desde el sujeto en la esquina hablando por teléfono ya sea con su familia sobre lo mucho que los ama o tal vez sea con su jefe excusándose sobre por que va a llegar tarde una vez mas al trabajo, algo que a ciencia cierta no podre saber.

En la esquina contraria se observa la cafetería a la que suelo ir pues dentro de la gran cantidad de razones por las que destaca mi preferencia se encuentra que la mezcla entre el café y la crema resulta una explosión de sabor, el balance entre lo amargo del café, lo dulce de la crema y el aroma cálido como un abrazo que me recuerdan mis días libres en casa de mis padres.

Y termino por ignorar todo ello pues sigo mi camino sobre la hacera, atravesando  la lluvia cubriéndome con mi paraguas rojo. Mientras escucho el resonar de mis tacones sobre el suelo frio y húmedo, pensando sobre el futuro joven. En que tal vez en mi departamento ya se encuentre el cartero esperando sentado sobre la banca enfrente de mi ventada deteniendo su jornada laboral solo para entregarme el trozo de papel que revolucionará mi vida con la tan anhelada beca a Madrid.

Lista para marcarle a mis padres avisándoles que voy en camino a su casa, un lugar apenas a ocho cuadras y media de donde vivo yo. Y cuando me respondan lo primero que me preguntaran será si todo esta bien, algo a lo que responderé con una simple explicación “Todo bien pero tengo una gran noticia que darles no se preocupen”, para terminar la llamada con un suspiro y seguir mi camino.

Cuando llegue el momento de sentarme en el sofá desgastado cubierto por una sabana beige  para así encubrir el pasar de los años de aquel sofá colocado en medio de la sala , me  junto a mis padres para darle dicha noticia . Tomare una gran bocanada de aire y empezare.

Tal vez  comience agradeciendo todo lo que han hecho destacando mi compromiso hacia mi misma, la capacidad que me dieron a sobreponerme ante todos los desafíos que el mundo moderno brinda, llegar al punto donde manifiesto mi regocijo por haberme hecho la mujer que soy independiente, valerosa y con una gran moral.

Después de ello les daré la gran noticia me abrazaran y lloraran de alegría y yo solo podre sentir temor y una enorme e inexplicable alegría.

Pero como sabemos el futuro es tan frágil que tardamos mas en soñarlo que en alcanzarlo pues en un abrir y cerrar de ojos todo ello da una sorpresivo y  grotesco cambio.

Pues solo logro sentir el calor del liquido fluyendo a través de mi rostro llevándose consigo mi tan característicos rasgos. Las mejillas rojas cual tomate, mis cejas que no llegan a ser tan delgadas como dibujadas por un lápiz ni tan gruesas como aerosol, mis labios delgados.

Todo ello es tan fugas que solo tengo ligeras imágenes en mi mente, unas donde veo mis anteojos en el suelo húmedo mientras poco a poco mi vista se empaña como si la cubriera una manta gris que se oscurece de manera fría.

Solo siento un calor desgarrador  que perfora capa a capa mi ser desde la piel, el musculo y mi sistema nervioso. Me desplomó al suelo mientras tallo mi rostro una decisión no muy útil ya que ese dolor se trasmite a mis dedos y sube hasta llegar a la muñeca.

En mi mente solo suenan grito que a decir verdad ya no se si eran míos o de la multitud, lo que si se es que todos buscaban la manera de ayudar, pidiendo una ambulancia y llevando agua para que me lavara.

Y de las mil cosas que pude haber pensado solo se me ocurre una ¿Por qué alguien seria capas de dañar de desfigurar a alguien solo por odio?

Por que el mundo está lleno de odio o será que el odio es poco y la gente buena es menos y al resto solo le queda la idea de que si no los afecta a ellos no les interesa en lo mas mínimo. Lo que no saben es que le puede pasar a cualquiera un día cualquiera.