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Algo literal.
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El último faro.

El último faro.

Como olvidar cuando recién llegue, como cualquiera en su primer día  en un trabajo que a sido anhelado por tanto me sentía nervioso, crédulo y ansioso por descubrir todo a mi alrededor y como si fuese un niño, sentía una inocencia imperceptible por todo lo que alcanzaba a ver desde ese pequeño lugar dedicado única y exclusivamente para mi. Y como trofeo mayor me colocaron  justo enfrente de un portón enorme con un tono marrón demasiado obscuro en el cual resaltaban  una cerradura dorada que hacia contraste  con el color tan penetrante de dicha puerta, una que para mi joven existencia no era mas que un par de trozos de madera extraídos de algún lejano árbol perdido en una enorme y espesa selva, donde tal vez y solo talvez pudo haber sido el hogar de una pareja del carpintero enmascarado.

Pero lejos de mis suposiciones la realidad es que dicho portón era la entrada  de una escuela en donde por mucho tiempo me la pase admirando el extraño fenómeno de la creatividad en la mirada curiosa, exótica  con un hambre voraz de conocimiento. Pues incluso para estar lejos del suelo siempre pude escuchar las mas grandiosas ideas de aquellos seres, cada una rebasaba a la anterior rosando lo que otros considerarían como demencia ellos lo veían con gracia, pues se la pasaban discutiendo sobre quien era el mejor filosofó clásico era aquel que retrataba en cada una de sus obras un profundo sentimiento de maldad y sentimiento incomprendidos o el aficionado por la tragedia romántica. Otros días discutían sobre  compositores sordos o sobre matemáticos accidentales.

Y a decir verdad era fascinante prestar atención a cada uno de los debates en los que eran participes, aun que a veces no lograban estar de acuerdo los unos con los otros siempre terminaban el debate con una sonrisa y en camino a sus casas.

Lo que si me preocupaba era la cantidad incalculable de libros con los que cargaban todos los días, parecía que cada día aumentaba un par de estos. Y cuando menos me lo esperaba ya eran todos unos profesionales con disciplinas complicadas, con unos dialectos que no entendía pero que sonaban increíble.

Fueron unos tiempos hermosos, pero de repente deje de ver a todas esas personas como si se escondieran de algo dejando atrás tan magnifico lugar. Se veía tristes, desolado, abandonado; acumule polvo por un tiempo mientras me dedicaba a ver crecer las pequeñas casas, colocaron acera y pavimento para que los llamados vehículos pasaran por ahí sin sufrir un percance grave.

Un día de lo mas aburrido llego un grupo de sujetos que remodelaron la escuela, donde lo que mas destaca es que cambiaron el portón de madera por una reja de colores que me permitía ver la gran mayoría de la escuela, podía ver los salones donde tomaban clases, el patio con extraños dibujos en el. En fin podía ver mas de lo que en años pude ver me sentía alegre una vez más.

Algo que no duró mucho pues aquellas personas que se la pasaban debatiendo temas tan gratos e interesantes comenzaron a preocuparse por todo desde lo mas básico como su alimentación hasta el hecho de conseguir un lápiz para escribir. Empezaron a ser tan egoístas y conformistas que en vez de ayudarse los unos a los otros se la pasaban humillándose, echándose en cara los aspectos más grotescos y sin sentido.

Cada día fue empeorado más y más, por lo poco que escuche las escuelas se quedaron sin dinero dejaron aquellos libros tan vastos de conocimiento  en el olvido para que  sus desnutridos y raquíticos esqueletos se transformarán en un cadáver abandonado a su suerte, tan escaso de saberes que parecía un instructivo que dictaba comando para que los alumnos que un día se cuestionaron por todo hoy sólo se quejarán y criticara a su entorno, críticas que mas que enseñar sólo dañaban su autoestima.

Los profesores se hicieron conformistas pues no supieron despertar la curiosidad por el saber, basaron su educación en la repetición de cosas que se quedan varadas en un limbo, haciendo que los alumnos sólo piensen en un número exclusivo  que según la sociedad es el reflejo de la excelencia. No se cuestionan, no cuestionan, no experimentan, no investigan, sólo llegan a lo que se considera suficiente y aquel que ve más allá de lo que todos ven, se le considera ajeno, extraño, desigual.

El sistema decayó con algunos escasos y lejanos individuos que aún buscan ese conocimiento, pero yo ya no los podré ver, mi tiempo de utilidad llego a su fin. Mientras estuve aquí ilumine su camino, fui su centro de reunión y un indicativo de que se llegó a su destino, hoy sólo me cambiarán y sustituirán con equipo más moderno y a mi me olvidarán en algún lejano y polvoriento almacén donde recordaré todo lo que viví.